Pere Ortega, analista
Arcadi Oliveres y Teresa Forcadas, dos voces comprometidas con los
derechos sociales han puesto en marcha en Cataluña una plataforma
política, que bajo la denominación “Proceso Constituyente”, pretende
agrupar al mayor número de personas descontentas con el neoliberalismo
que gobierna Cataluña, España y Europa. Su intención no es modesta,
agrupar a las diferentes mareas de movimientos sociales que en
diferentes plataformas ciudadanas se han ido formando en los últimos
años contra las políticas que, tanto el gobierno catalán como el
español, desmantelan los derechos sociales adquiridos en sanidad,
educación, pensiones, desempleo, ayudas a discapacitados o gentes sin
ingresos.
Su propuesta, a primera vista no parece fácil, porqué se trata de
intentar conformar una candidatura electoral que agrupe a las gentes que
se expresan en los movimientos sociales del 15M, la PAH,
antiglobalizadores y otros. Pero sobre todo no es fácil, porque la
pretensión no es solamente agrupar a los indignados, también se pretende
agrupar en una sola candidatura política a los partidos políticos
parlamentarios de izquierda que se definen como alternativos al
liberalismo, e intentar concurrir juntos a las elecciones próximas del
Parlamento de Cataluña.
La propuesta es difícil, agrupar al múltiple, diverso y disperso
mundo de las voces políticas que se expresan en esos movimientos con los
partidos políticos parlamentarios de izquierdas. Dificultad que se
multiplica cuando se quiera elaborar un programa electoral que los
agrupe. Pues conjugar los intereses de partidos parlamentarios
consolidados con programas pragmáticos de corto plazo, con los intereses
de los movimientos sociales antisistema capitalista no es nada fácil;
pues estos segundos, mantienen premisas de radicalidad democrática de
gran calado social que son difíciles de asumir por los partidos. Este
será, sin duda, el primer obstáculo, pero no el único, pues el segundo
no es de menor envergadura, ya que se trata de un “proceso
constituyente”. ¡Poca broma! Esto presupone que se quiere constituir un
nuevo pacto social y político para Cataluña y si es posible y se cuenta
con fuerzas suficientes para España. ¿Y con qué fuerzas sociales cuentan
para hacerlo? Pues tan solo con la fuerza que les den sus seguidores,
los 44.000 que figuran en su web y las plataformas que se han ido
creando en numerosas localidades del territorio. Lo cual contribuirá a
extender la iniciativa hasta llegar a las próximas elecciones
legislativas, dónde, si la plataforma tiene éxito, esperan movilizar el
voto de izquierdas, también, el voto abstencionista desencantado, aquel
que no va a las urnas porqué dice estar harto de la corrupción política.
¿Pero ese voto les dará la mayoría suficiente para hacer posible esa
nueva constitución? Eso es lo más difícil, pues suponiendo que llegaran a
constituir una mayoría electoral, que es mucho suponer, hay que contar
con el resto de fuerzas sociales realmente existentes, que son muchas,
potentes y de enorme influencia, pero de dispar signo: los colegios
profesionales, patronales, círculos e instituciones que el mundo
empresarial ha creado, además de sindicatos y sociedad civil multicolor.
Un entramado social que, exceptuando los sindicatos, es conservador y
poco amigo de aventuras de radicalidad democrática. Sectores que no será
fácil convencer se apunten a una ruptura democrática con el régimen
político que nos gobierna.
Cierto es que el sistema político nacido en la transición española de
1977 ha quedado obsoleto y desprestigiado, por un lado, por el
desprestigio de las instituciones que nos gobiernan desde esa fecha,
monarquía, Tribunal Constitucional, leyes que regulan el sistema
electoral, de financiación de los partidos; a lo que hay que añadir la
corrupción que agarrotan a los grandes partidos que han gobernado España
y las comunidades autónomas. Constitución que necesita una urgente
reforma. Reforma además necesaria para dar cabida a las demandas, hoy
mayoritarias, de autodeterminación en Cataluña, también en el País
Vasco, que conduzca a un estado confederal de muy distinto signo al
estado de las autonomías..
Pero a pesar de las dificultades de un proceso de esa envergadura, es
evidente que ha llegado la hora de abrir un nuevo escenario en el
régimen político que rige las relaciones entre Cataluña y España, y la
plataforma Proceso Constituyente contiene un programa de transformación
social en favor de los desfavorecidos del sistema que hoy nos gobierna.
Un programa que apunta a construir una izquierda política que hoy no
tenemos, pero que no podemos renunciar a soñar.
Por ningún lado he visto en el programa propuesto por Arcadi Oliveres y Teresa Forcadas que hagan alusión al laicismo del país ni a los enormes privilegios de la iglesia. Decepcionante!!!!!
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