LA VANGUARDA. COM
Un directivo no podrá ganar más de doce veces el salario de su empleado
peor pagado.
Los suizos votarán a finales de
septiembre sobre la limitación de los salarios más
altos de una empresa a un máximo de doce veces el
salario más bajo percibido en ella. Un referéndum sobre la cuestión será el
resultado de la llamada “Iniciativa 1:12” por la que se quiere
introducir en la constitución el precepto de que nadie pueda ganar en un año menos
de lo que el directivo mejor pagado de su misma empresa gane en un mes.
“En 1984 la diferencia salarial
entre el salario medio y el de un alto ejecutivo era de 1:6. Cuatro años
después, en 1988, era de 1:13. Bajo el dictado de la gran desigualdad impuesta
en el mundo por la ideología neoliberal, esa relación se ha multiplicado en los
últimos treinta años astronómicamente y en Suiza alcanza la
relación 1:93”, dice Filippo Rivola, representante de las juventudes
socialistas suizas. Los altos directivos ganan en Suiza una media de 73 veces
más que sus empleados peor pagados, estima la iniciativa a favor de salarios
equitativos que nació en octubre de 2009 y presentó dos años después las cien
mil firmas autentificadas legalmente requeridas para convocar un referéndum.
La iniciativa es apoyada por los
partidos socialista y verde, así como por los sindicatos y estrictamente
rechazada por la patronal, que al principio la ninguneó como contraproducente e
ilusoria. Las cosas cambiaron cuando, el pasado 3 de marzo, los suizos
aprobaron con una mayoría de casi el 68%, y en los 26 cantones del país, otra
iniciativa en la misma línea por la que los accionistas de las empresas que
cotizan en bolsa recibieron la capacidad de veto sobre las indemnizaciones y
bonificaciones desmesuradas a los ejecutivos de sus empresas.
La medida, que fue aprobada por
el voto de 1,6 millones de suizos contra 760.000, siguió a la habitual serie de
escándalos y noticias sobre abusos en materia de contratos blindados, premios e
indemnizaciones desmesuradas a ejecutivos claramente implicados en los desmanes
del casino financiero.
En el mundo empresarial el
próximo referéndum sobre tope salarial, ahora orientado a todas las empresas,
también visto como una amenaza. El presidente de la patronal suiza, Valentin
Vogt, considera la iniciativa “un error garrafal”. El Presidente de Nestlé,
Peter Brabeck, ha amenazado con llevarse fuera de Suiza la sede del mayor
consorcio alimentario del mundo en caso de que el país establezca el tope.
“En ese caso nos tendremos que
plantear de forma clara la pregunta de si Suiza todavía es la sede correcta
para nosotros”, declaró Brabeck al diario “Sonntag”.
“La iniciativa 1:12 solo exige un
techo salarial máximo, eso no afecta al éxito de una empresa ni encarece su
producción, ni tampoco dificulta su gestión”, señalan los defensores de la
consulta. No son los sueldos de los directivos sino la calidad y otros factores
lo que determinan el producto, explica a nuestro diario David Roth, presidente
de las juventudes socialistas de Suiza.
Según la estimación de dos
profesores de economía, Bruno Frey y Margit Osterloh, publicada por el
“Tages-Anzeiger” de Zurich, con la fórmula 1:12 el masajista del tenista Roger
Federer debería ganar cuatro millones de euros anuales para que los ingresos del
deportista estrella fueran legales. El argumento es considerado banal por Roth,
según el cual “Federer no es un empresario y sus beneficios no son salario”.
Las encuestas sobre la iniciativa
dan actualmente un 50% de “si” a la limitación salarial, frente a un 40% de
“no” y un 10% de indecisos. En esa situación el trabajo sobre la opinión
pública será decisivo, augura Roth.
En marzo del año pasado Suiza
aprobó en referéndum otro hito particularmente inspirador para España: una
enmienda constitucional para ponerle coto al ladrillo. Desde entonces los
municipios solo pueden tener un tope del 20% de residencias secundarias, una
norma sobre la que deben rendir cuentas anualmente y publicar un catastro
antiespeculativo que especifique qué viviendas están habitadas y cuáles no. La
iniciativa del veterano ecologista helvético Franz Weber, “Acabemos con la
invasión constructora de segundas residencias”, obtuvo el 50,6% de los votos.
Weber explicó a este diario que recibió presiones y amenazas durante su tenaz
recorrido hasta el referéndum.
Animados por esta serie de
referendos contra la desigualdad y la especulación, los sindicatos suizos están
promoviendo también una consulta sobre el establecimiento de un salario mínimo
de 4000 francos suizos (3280 euros) mensuales, que sirva para poner coto a la
emigración de fuerza de trabajo barata del extranjero, incluida de Alemania,
donde no existe salario mínimo y se ha creado uno de los mayores sectores de
salarios bajos de Europa. Actualmente hay en Suiza alrededor de 400.000
trabajadores que ganan menos de 4000 francos. Huyendo de los bajos salarios,
decenas de miles de alemanes han emigrado en los últimos años a Suiza y Austria
donde su trabajo se paga mejor.
Interesante y digno de copiarse en este nuestro país. Ya es bastante la diferencia de salarios que se propone en el referendum. Yo me pregunto -inocentemente - para qué querrán algunos tanto dinero si no se lo podrán gastar y sí o sí los van a enterrar con la bolsa llena.
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