Los servicios secretos han desplegado todos los medios a su alcance para impedir el éxito del proyecto secesionista: se han activado los mecanismos para recabar información y se trabaja para crear un caldo de cultivo en contra del soberanismo.
El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha desplegado un plan para hacer frente a las pretensiones independentistas de algunos partidos catalanes. Se fundamenta en dos puntos: por un lado, obtener la máxima información de personas y proyectos utilizando todos los medios operativos a su alcance y, por otro, crear los medios y apoyar a las personas capaces de hacer revertir la situación en la opinión pública utilizando a gente no vinculada directamente en la actualidad con el servicio de inteligencia. El día a día del funcionamiento del CNI es responsabilidad de la secretaria general, Beatriz Méndez de Vigo, que trata con los directores de Inteligencia y Operaciones. Pero los grandes temas, como la intención del presidente dela
Generalitat , Artur Mas, de conseguir la independencia para
Cataluña, son controlados directamente por el secretario de Estado director,
Félix Sanz. Si las acciones llevadas a cabo para obtener información son
ejecutadas por Méndez de Vigo, el plan para crear un caldo de cultivo contrario
a los planes de Mas ha sido llevado personalmente por Sanz.
El CNI catalán.
El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha desplegado un plan para hacer frente a las pretensiones independentistas de algunos partidos catalanes. Se fundamenta en dos puntos: por un lado, obtener la máxima información de personas y proyectos utilizando todos los medios operativos a su alcance y, por otro, crear los medios y apoyar a las personas capaces de hacer revertir la situación en la opinión pública utilizando a gente no vinculada directamente en la actualidad con el servicio de inteligencia. El día a día del funcionamiento del CNI es responsabilidad de la secretaria general, Beatriz Méndez de Vigo, que trata con los directores de Inteligencia y Operaciones. Pero los grandes temas, como la intención del presidente de
Según las fuentes
consultadas por Tiempo, Sanz está
promoviendo que en diferentes sectores de la sociedad se aúnen las voces y las
iniciativas para que se escuchen los argumentos convincentes en contra de la
independencia. Numerosas personas conocedoras del asunto catalán, la mayor parte
residentes en la comunidad autónoma, han sido contactadas para conocer sus
opiniones sobre el problema, pedirles consejo y animarlas a colaborar en las
soluciones que se van a ir poniendo en marcha poco a poco. No obstante, una
fuente oficial del CNI ha explicado a Tiempo que desde el centro de inteligencia
no se puede “ni confirmar ni desmentir si se está haciendo algo relacionado con
la independencia de Cataluña”.
Entre las primeras personas contactadas para
recibir sus consejos figuran antiguos altos mandos del espionaje que en su día
participaron en la
Transición democrática. Más concretamente, en el trabajo de
contactar con los dirigentes sociales de Cataluña en los años 70. Entre ellos
estaría Andrés Cassinello, cuyo papel fue determinante para convencer a Josep
Tarradellas, presidente de la Generalitat en el exilio, para que regresara a
España. Junto con Cassinello, un hombre siempre dispuesto a ayudar al servicio
de inteligencia, estarían algunos otros agentes que colaboraron con él en esa
ardua tarea y que trataron en su momento con políticos como Jordi Pujol. También
señalan al que fuera director del Cesid –antecesor del CNI–, el teniente general
Javier Calderón.
Junto a antiguos agentes, el centro se ha puesto en contacto
con otras personalidades de diversos ámbitos, que consideran una barbaridad la
independencia de Cataluña, pero que gozan de un gran prestigio en la comunidad.
Según las fuentes de Tiempo, la
opinión más extendida hasta el momento es que, con amenazas, el Gobierno de
Mariano Rajoy no podrá conseguir sus objetivos. Una de ellas cuenta como ejemplo
el viejo de chiste de cómo conseguir que 10 aragoneses entren en un coche:
diciéndoles que seguro que no caben. Proponen que sean los propios catalanes que
gozan de credibilidad y prestigio los que, utilizando foros importantes
instalados en las ciudades catalanas, pronuncien conferencias o participen en
mesas redondas para explicar las ventajas de seguir en España y los
inconvenientes de la secesión. Al mismo tiempo, defienden la necesidad de que
ese núcleo de personas influyentes, que hasta ahora permanecen en silencio,
escriban artículos y participen en tertulias con presencia destacada en
Cataluña, para crear una opinión que constate que “merece la pena vivir
juntos”.
Espionaje
telefónico.
Obtener toda la información posible que pueda ser útil
sobre las intenciones independentistas de un sector de los políticos catalanes
es uno de los objetivos operativos de la división que el CNI tiene en Cataluña.
Para ello, tiene que ejercer un control lo más estrecho posible sobre las
actividades de dirigentes de CiU y ERC que tengan relación con ese tema, sin
prestar atención a los asuntos habituales de su trabajo político. Los políticos
de las formaciones que lideran Mas, Duran i Lleida y Junqueras llevan unos
largos meses en alerta. No hay constatación de que se haya impartido una orden
interna, pero la mayoría han adoptado medidas de seguridad cuando hablan desde
sus teléfonos móviles. La más simple es no mencionar aquellos asuntos en los que
están trabajando y que no son conocidos por la opinión pública.
Los más
díscolos con la línea independentista han optado por no hablar por teléfono de
sus divergencias con las posturas oficiales e incluso no hacer comentarios sobre
sus jefes de filas que puedan ser sacados de contexto y malinterpretados. Este
último comportamiento también es seguido por muchos políticos con una adhesión
inquebrantable a Mas, que creen que cualquier crítica, por pequeña que sea,
puede ser utilizada en el futuro para enfrentarles con su jefe. Todos ellos
piensan que alguien les puede estar escuchando. Sus sospechas están dirigidas
fundamentalmente al CNI, pero algunos no descartan que la Policía , con el pretexto de
la investigación de la financiación ilegal de CiU, pueda aprovechar para saber
qué es lo que está pasando.
La diferencia del espionaje telefónico actual con
respecto al de hace muchos años ha quedado demostrada con las intervenciones
legales en el caso Gürtel. Los implicados comentaban en las grabaciones dadas a
conocer que escuchaban ruidos sospechosos, por lo que hablaban en clave para
evitar que quien les escuchara entendiera lo que decían. Sin embargo, con los
medios actuales es casi imposible detectar que el teléfono está
pinchado.
Fuentes no oficiales del CNI consideran que obtener información
sobre las intenciones de CiU y Esquerra para promover un referéndum que podría
ser ilegal justifica la monitorización de muchos teléfonos de políticos y altos
cargos catalanes. No obstante, recuerdan que ese tipo de violación de la
intimidad requiere desde hace diez años la autorización del magistrado del
Tribunal Supremo adjudicado al CNI. Las intervenciones telefónicas y las
entradas en domicilios deben ser permitidas por escrito, aunque nadie conozca
jamás el contenido de esas decisiones.
Ninguno de los medios consultados por
Tiempo ha considerado factible que el magistrado autorizara grabar las
conversaciones de políticos de CiU, a pesar de que podría estar justificado si
atentaran contra la integridad del territorio. Recuerdan el caso ocurrido en
1998, cuando se descubrió que el Cesid espiaba la sede de Herri Batasuna en
Vitoria. Por aquel entonces la formación aberzale era un partido legal y en el
Congreso de los Diputados el resto de agrupaciones políticas criticaron
duramente la actuación. El ministro de Defensa, Eduardo Serra, entonces
responsable del servicio de inteligencia, habló de la lucha contra el
terrorismo, pero no hizo mención a la independencia del País Vasco.
Si el CNI
no pidiera expresamente al magistrado la interceptación de teléfonos, o este se
negara a firmar las órdenes, al espionaje todavía le quedarían algunos caminos
para obtener la información. Uno de ellos sería conseguir esas grabaciones por
medio de investigadores privados que realizaran el trabajo por su cuenta. Y
luego podrían pasarle al CNI las informaciones útiles.
Ese fue el camino que
habría podido utilizar hace años el servicio de inteligencia para conseguir
información sobre las conversaciones entre empresarios catalanes y el entonces
banquero Mario Conde para la compra de una gran cadena de televisión. Sabían
todo lo que sucedía, pero su agente trabajaba por libre en su propia agencia de
detectives, cobrando de uno de los empresarios. Cuando toda la trama salió a la
luz, el servicio secreto se lavó las manos y salió con leves
salpicaduras.
Otra de las manera de conseguir información privilegiada sobre
lo que está pasando son los infiltrados que el CNI puede tener en organismos e
instituciones de la
Generalitat. Esta forma de funcionar tampoco es nueva. En 1993
el Gobierno catalán destituyó al máximo responsable operativo de los Mossos
d’Esquadra, el subinspector del cuerpo y comandante del Ejército del Aire Josep
Peris, al sospechar que filtraba información al servicio de inteligencia. Las
investigaciones concluyeron que había estado filtrando datos sobre el entonces
presidente de la
Generalitat , Jordi Pujol. El entonces responsable político del
servicio, el vicepresidente socialista Narcís Serra, consideró que eso era una
“barbaridad”, a lo que le contestó Pujol: “Yo mismo he sido espiado por los
servicios secretos españoles. Parece que durante algunos años. Pero lo que es
muy serio es que estas informaciones se han filtrado”.
Este tipo de
comportamientos son habituales en el servicio de inteligencia y no necesitan
autorización de su magistrado. En diversas ocasiones a lo largo de los últimos
20 años los responsables de la seguridad de los presidentes de la Generalitat han
descubierto la presencia sospechosa de gente siguiéndoles los pasos a sus jefes.
Algunas veces ellos mismos han declarado que pensaban que eran gente del
espionaje español, aunque en ocasiones en realidad eran investigadores privados
trabajando para intereses particulares.
Con topos introducidos adecuadamente
y con agentes operativos controlando reuniones, se puede obtener información muy
valiosa sobre los movimientos de la Generalitat. Otro
de los mecanismos que utiliza el CNI para tener acceso a información de calidad
es el uso de Internet. Nadie como sus agentes dispone de los medios y el
personal necesarios para entrar en cualquier ordenador y acceder a la
información que les interese. La necesidad de proteger al Estado frente a
peligrosos ataques procedentes de otros servicios secretos y de hackers que
pretenden robar datos y atacar instalaciones industriales, les ha llevado a
volcar una gran parte de sus esfuerzos en este ámbito.
El pasado año,
la Policía
desmanteló una red de venta de datos que había comerciado con todo tipo de
información de cientos de ciudadanos, entre los que figuraban Telma Ortiz, la
hermana de la princesa Letizia, y José Ignacio López del Hierro, el marido de
María Dolores de Cospedal. Entre los detenidos estaba Matías Bevilacqua. Este
ingeniero informático declaró a la Policía que trabajaba para el CNI y que el dinero
en efectivo que tenía en su casa era el pago por su labor. Una de sus
especialidades era entrar en cualquier ordenador que se le indicara y robar toda
la información.
Con todos estos métodos es fácil elaborar amplios dosieres sobre las personas que se desea
investigar para conocer sus movimientos y su postura frente a la independencia.
Información muy útil si luego se quiere dividir a partidos como CiU o ejercer
presión sobre los más radicales de ERC. En este último partido están más
acostumbrados a las investigaciones del servicio de inteligencia. Carod Rovira
es un buen ejemplo. El control sobre sus actividades comenzó en los años 90 por
la proximidad de sus tesis independentistas a las del grupo terrorista Terra
Lliure.
Imaginándose que le controlaban, Carod Rovira adoptaba las máximas
medidas de precaución para evitar el control de sus acciones. Pero es muy
difícil escapar de la vigilancia de los agentes operativos de la Casa , como se conoce al CNI.
El 3 de enero de 2004, cuando había alcanzado el puesto de conseller en cap del Gobierno de
la
Generalitat , se desplazó a Perpiñán para reunirse con
dirigentes de la cúpula de ETA. Pretendía alcanzar un acuerdo por el cual los
terroristas no atentaran en Cataluña a cambio de una declaración de apoyo. Los
agentes del espionaje le siguieron, constataron el encuentro y una filtración
posterior hizo lo demás. Carod Rovira tuvo que presentar su dimisión.
Como
cada vez que ocurren hechos similares, ERC y el resto de los grandes partidos
catalanes nacionalistas encargaron barridos en sus sedes, pero no detectaron
ningún teléfono pinchado. Estas medidas de seguridad las siguen realizando
periódicamente, un comportamiento que llevan a cabo todos los partidos políticos
nacionales.
Después de Madrid, donde está la sede central del CNI, Cataluña
es con diferencia la comunidad que dispone de más agentes secretos.
Históricamente tenían su sede principal en la confluencia de la calle Balmes con
la Ronda
Universitat de Barcelona, pero todo cambió hace nueve años,
tras los atentados islamistas del 11-M. Alberto Sainz, nombrado director del CNI
pocos meses después, puso en marcha un plan para hacer frente a ese nuevo
terrorismo. Una de sus medidas fue potenciar al máximo la delegación en Cataluña
y convertirla en división. Decenas y decenas de agentes fueron enviados a partir
del año 2004 con la misión principal de buscar confidentes en mezquitas,
asociaciones y grupos musulmanes, para detectar a posibles terroristas o a
quienes estuvieran en proceso de apoyar el uso de las armas. Esa presencia en
Cataluña de grupos islamistas preocupantes para la seguridad del Estado llevó
también a que las principales agencias de espionaje del mundo aumentaran su
presencia en la comunidad y a que algunas que no contaban con ella, la
abrieran.
En los últimos meses, según las fuentes informantes, un nutrido
grupo de agentes ha cambiado su objetivo de trabajo y ha pasado a dedicarse al
independentismo. Una parte lo hace trabajando en la calle y buscando información
sensible, pero otro grupo, el formado por los analistas, convierte los datos
aportados por sus compañeros y por otras fuentes de información en inteligencia
sobre lo que está pasando en los cenáculos catalanes y trata de descubrir cuáles
van a ser los pasos que van a dar desde CiU y ERC, pero también desde el resto
de los partidos catalanes, como el PSC de Pere Navarro o Iniciativa per
Catalunya.
Además, algunos de los oficiales de inteligencia que hasta hace un
par de años trabajaban en todo lo relativo a ETA, están siendo reconvertidos
ante la disminución del grado de amenaza de la banda terrorista. Una parte de
ellos se ha sumado al equipo que trabaja sobre el tema de la independencia, una
de las prioridades actuales del CNI de Félix Sanz.
La información obtenida
por este despliegue del servicio es utilizada para informar al Gobierno y
proponer las medidas para hacer frente a lo que en su terminología llaman
amenaza. No obstante, los datos
concretos que puedan obtener sobre comportamientos que pudieran estar fuera de
la ley se los pasarían a la
Policía o a la Guardia Civil , como hacen siempre en cualquier
otro asunto grave, dado que el CNI no tiene consideración de Cuerpo y Fuerza de
Seguridad del Estado.
El CNI catalán.
El presidente Mas fue consciente tras ganar las elecciones en
2010 de la necesidad de disponer de un CNI catalán, que trabajara a sus órdenes,
obtuviera información y evitara el espionaje procedente de Madrid. Con ese
objetivo fichó a Xavier Martorell, concejal de Seguridad Ciudadana en el
Ayuntamiento de San Cugat y jefe de Seguridad del Barça de Sandro Rosell. Mas
tenía tan claro el objetivo que le contrató una semana después de formar nuevo
Gobierno. El 4 de enero de 2011, según contó el periodista Antonio Fernández,
Martorell fue nombrado director general de Análisis y Prospectiva, un cargo
encuadrado en el Departamento de Presidencia.
El nuevo jefe de los espías
catalanes fue comentando a sus allegados en el partido que detrás de su
dirección general se escondía el nuevo servicio de inteligencia de Cataluña y
que se pensaba poner en contacto con el CNI para intentar mantener unas buenas
relaciones. De hecho, al poco de ocupar el cargo, Martorell propuso al Gobierno
de Mas la contratación de un conocido despacho de detectives, envuelto en varios
escándalos, para que llevara a cabo las acciones de espionaje que hicieran
falta. La iniciativa fue frenada por los recortes presupuestarios y finalmente
se decidió abandonar el proyecto ante la imposibilidad de disponer del dinero
necesario para hacerle frente.
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